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La espiritualidad

Al ideal de vida que el Instituto Voluntas Dei propone a nuestros miembros : cumplir en todo la voluntad del Padre,como Cristo y la Virgen María, se injerta una espiritualidad apropiada llamada mística de los 5-5-5.

Por el primer 5, desarrollamos una vida de intimidad con el Señor por la oración cotidiana, favoreciendo los ejercicios espirituales siguientes: la oración o meditación, la lectura de la Palabra de Dios y de libros de espiritualidad, la Eucaristía, la devoción al Santísimo Sacramento y la devoción a la Virgen María, en particular por la meditación de los misterios del Rosario y la recitación del mismo.

Cuando las circunstancias de la vida hacen imposible el cumplimiento de un ejercicio de piedad bajo la forma prescrita, los miembros se preocupan por reemplazarlo con otro ejercicio, con excepción de la oración de la cual no se dispensan jamás… (Const., 10)

Por el segundo 5, cultivamos particularmente el espíritu de recogimiento, de humildad y de caridad fraterna, por las actitudes siguientes:

Presencia de Dios: buscamos la presencia de Dios viviendo el momento presente; tomamos con regularidad un contacto interior con Él y aprovechamos todas las ocasiones de intensificar esta unión con Dios.

La ausencia de crítica: tenemos una mirada cariñosa hacia las personas y acogemos a Cristo presente en ellas, evitando toda crítica destructiva exterior o interior.

La ausencia de queja: nos abrimos a la admiración para descubrir y acoger la presencia de Cristo en los acontecimientos, evitando toda queja inútil exterior o interior.

Ser de servicio: asumimos plenamente nuestras responsabilidades, gustamos servir a nuestros hermanos y hermanas con gratuidad y solicitud, a la manera de Jesús, es decir tomar nuestra vida y sembrarla a manos llenas y a corazón lleno.

Ser un artesano de paz: nos empeñamos en guardar la paz del corazón, nos comprometemos por instaurar un clima evangélico de justicia y de fraternidad con el fin de ser instrumentos de reconciliación en nuestro medio.

Por el tercer 5, aprovechamos cada día cinco ocasiones concretas de ejercer la caridad fraterna a fin de entrenarnos para vivir estos contactos con el prójimo de una manera positiva, como Jesús lo enseñó.

… ¡Que tu paz, Señor, sea visible en mí!